miércoles, 16 de abril de 2014

Capítulo 3: Recuerdos

Está cansado, ahora tiene que ir a trabajar a la cafetería. Es el duro precio de ser adulto. Mientras anda por las grandes calles de Barcelona recuerda aquel verano en el que... Pero se niega a volver a pensar en ello. Se prometió a sí mismo que no tendría espacio en su cabeza para recordarlo.

El aire primaveral le revuelve los mechones de pelo de la cara, haciendo así que le dé un pequeño escalofrío. Se abrocha dos botones más de la chaqueta de cuero marrón que se compró acompañado de su hermana. Elisabet siempre lo acompañaba en sus compras, aunque fueran pocas. Recordar a su hermana pequeña hace que se le revuelvan las tripas. Hace mucho tiempo que no la ve. Eli está en la universidad de Madrid, muy lejos de donde está su familia, estudiando la carrera de veterinaria. Ella siempre ha querido curar a los animales y convertirse en una gran veterinaria, la mejor de todas, decía cuando sólo tenía 6 años.

Sonríe para sí, nunca podrá olvidar aquel día en el que decidió, con todas sus fuerzas, dedicarse a la medicina. No ha visto persona más perseverante en su vida. Ella le solía decir: "Las cosas que merecen la pena sólo se consiguen con perseverancia" Y tenía razón, solo hace falta ver su historial de notas. Incluso, algunas veces, la envidia. Él se quedó atascado en una etapa de su vida y a duras penas logró salir. Cuando lo hizo, cicatrices aún le rondaban el corazón.
Mira hacia el cielo, el sol luce brillante en el medio. Seguidamente mira su reloj, las cuatro. Tiene que darse prisa o si no su jefe le regañará y hoy no tiene ánimos como para soportarlo. 
Cuando llega a Dulce Adicción, la cafetería en la que trabaja, comprueba que estaba equivocado.


Ve a su jefe contento y sonriendo. En cuanto este le ve en la puerta, se acerca y mira su reloj:

-Muy bien, Andrés, has llegado justo a tiempo. Las cuatro y media- dice mirando esta vez el reloj de pared, posiblemente comprobando si era verdad lo que había dicho
-Hoy me he concienciado de que tenía que llegar temprano
-Muy bien, chico, así me gusta, ¡con energía!- dice moviendo enérgicamente los brazos, haciendo que las pocas personas que están sentadas le miren extrañadas
-Hoy está de buen humor- dice Andrés, acercándose a la tabla de servir
-Sí, la verdad es que sí que lo estoy. He recibido una gran noticia- dice sonriendo, mostrando así una dentadura un poco deteriorada por el tiempo
-Y... si me permite preguntarle, ¿cuál es esa gran noticia?
-Pues... la verdad...
Las palabras de Pedro se ven interrumpidas por el sonido de la campanita de la puerta, que anuncia que ha llegado alguien.


Y ese alguien que ha entrado deja helado a Andrés, que necesita apoyarse en la tabla para no caerse. No puede ser ella, ahora no. Cuando ya había conseguido olvidar... 



---Bueno, habréis visto que es muy corto, pero me conviene hacerlo así, lo siento por hacerlo tan corto. Pero, de todas maneras, ¿qué os parece? ¿Os ha gustado? ¿No?  ¿Os parece interesante?
Comentad:D---

 

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